ARTEANDO-ANDO
Un pequeño espacio para realizar mi gran aportación a la sociedad: mi visión sobre las artes. Todo lo que una estudiante de Historia del Arte pueda escribir. ¡Descúbrelo!
domingo, 15 de julio de 2012
Rocroi, el último tercio.
viernes, 6 de enero de 2012
¿Oro o Victoria?
miércoles, 28 de diciembre de 2011
La mujer de intensa mirada.
Viste de azul, con un precioso vestido de raso y satén. Adornada de discretas pero valiosas joyas y su abanico de plumas. Peinada a la moda y en un entorno apropiado a su clase social, aparece retratada Amalia Teresa Ramona de Llano y Dotres Chávarri y Gibert, nacida en Barcelona en 1821 y fallecida en 1874 en Madrid.
Nacida en una familia catalana burguesa dedicada al comercio, el segundo matrimonio de su madre la introdujo en la vida cultural de la aristocracia. A la temprana edad de 17 años Amalia se casó con Gonzalo de Vilches y Parga, gracias a lo cual se convirtió en condesa de Vilches y vizcondesa de La Cervanta.
Se movió dentro de círculos intelectuales en la ciudad de Madrid. Famosa por promover la cultura, sobretodo en el ámbito de la literatura y la música, eran bien conocidas las veladas en las que la propia condesa cantaba o participaba en obras de teatro, algunas de ellas desarrolladas en la casa de los Madrazo. Así nació su amistad con el pintor Federico de Madrazo y Kuntz, el cual le hizo este maravilloso retrato en 1853, que actualmente se puede contemplar en la pinacoteca del Museo del Prado de Madrid, legado por sus hijos.
Federico de Madrazo y Kuntz nació en una familia dotada para el arte, hijo y nieto de pintores, Federico desarrolló su producción artística en el romanticismo, un estilo claramente clasicista dentro del siglo XIX. Se formó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde obtuvo una pensión para viajar a París, con un amigo de su padre, el pintor Ingres. Esta combinación confluye en un estilo formal en el que predomina el dibujo y la intensidad del color, con especial atención a la iluminación que marca los contornos y las calidades de los materiales.
En el retrato de la Condesa de Vilches, el pintor consigue un aire completamente refinado, ayudado claramente por la modelo, prototipo de belleza de la época isabelina, alta, delgada, de piel clara y mirada limpia. La mirada, uno de los elementos que más resaltan en este retrato. No es la clásica mirada de los retratos franceses en los que Madrazo se inspira, es una mirada algo coqueta, con un cierto punto de picardía que no debería tener una mujer de la nobleza en público, pero que sin embargo en este retrato se da posiblemente por la gran amistad entre ambos. Amalia es tan elegante que sin perder su refinada posición consigue provocar al espectador solo con un matiz en su mirada, ayudada por el esbozo de su sonrisa juvenil.
Por varios motivos, este cuadro me recuerda al retrato de la Princesa de Broglie, de Dominique Ingres, pintado entre los años 1851 y 1853, casi contemporáneo al tratado de la Condesa de Vilches. Se trata de un retrato de una mujer de la alta nobleza, conocida por su gran belleza y timidez, representada como corresponde, con gran introspección y mostrando en su vestimenta y adorno su nivel social, muy similar al de Amalia de Llano.
domingo, 7 de agosto de 2011
Henry Moore: Obra gráfica original.
HENRY MOORE: OBRA GRÁFICA ORIGINAL.
La siguiente entrada de arteando-ando trata sobre una exposición que se encuentra actualmente en la ciudad de Valladolid, en la Sala Municipal de Exposiciones de la Iglesia de las Francesas, en la calle Santiago. Permanecerá abierta hasta el 21 de agosto, con horario de 12 horas a 14 horas y de 18.30 a 21.30 excepto los lunes que se encuentra cerrada.
La exposición recoge obra en estampación sobre papel de Henry Moore, famoso por su trabajo como escultor, destacando su producción como ornamento de ciudades y espacios públicos urbanos con influencia de las artes precolombinas.
En estas obras en papel de Henry Moore, cabe destacar un rasgo particular debido a su condición de escultor, y es que sus dibujos se delimitan con unas formas muy rotundas, de tradición escultórica.
Madre e hijo. Es la temática recurrente en las obras de esta exposición, lo que es resultado de una casi obsesión del artista y su mujer por tener un hijo, con una añoranza de Moore por la presencia de su propia madre. De esta manera consigue hacer ver al espectador como un ciclo de la vida, en el que la mujer es la fuerza creadora de la siguiente generación, dejando parte de su legado en sus descendientes.
Esta intención de mostrar la herencia de las generaciones se consigue mediante la técnica de la estampación con formas que refieren a la rotundidad de su escultura, como ya se ha dicho anteriormente.
Con este nuevo acercamiento a Henry Moore se consigue una visión más amplia de su obra y una nueva interpretación de su producción escultórica.
Moore vivió en una época muy creativa, plagada de nuevas tendencias en la revolución de las vanguardias. Conoció el surrealismo, el cubismo, … pero no se quiso involucrar de manera total con ninguna de ellas, aunque sí que participó en exposiciones surrealistas y se interesó en gran medida por la abstracción. A pesar de su eminente modernidad, destaca su interés por lo clásico y la apariencia tradicional de su obra, con una línea perfectamente delimitada y un color que no resulta impactante, como solía pasar en las tendencias vanguardistas.
domingo, 19 de junio de 2011
La Fornarina de Rafael
La siguiente entrada de Arteando-Ando trata sobre una obra de Rafael, la Fornarina, ubicada en el Palacio Barberini en Roma, en la Galería Nacional de Arte Antiguo. Fue pintada entre los años 1518-1519, aunque en el momento de la muerte del autor, 1520, la obra seguía en el estudio. Es una pintura realizada en la técnica de óleo sobre tabla.
En primer lugar, voy a hacer una breve descripción de su historia y su contexto. Como ya se ha dicho, en 1520 la obra permanecía en el taller de Rafael, lo que podría ser un indicio de que la obra fue modificada por su ayudante Giulio Romano antes de ser vendida definitivamente. Hay varias interpretaciones de la figura de la mujer que protagoniza la pintura: según algunas fuentes podría tratarse de una amante de Rafael, la misma que estaría retratada en La Donna Velata, según otros, se trataría de la panadera Margarita Luti, hija de un hombre del círculo de amistades del pintor. Por otra parte, a lo largo de los siglos han surgido diversas teorías, sostenidas en el desconocimiento del sentido real del cuadro, de las cuales la más interesante bajo mi punto de vista, es la que afirma que Rafael lo que pretendía era representar una enfermedad que padecía la modelo, cáncer de mama. Diversos científicos han aportado pruebas clínicas de la sintomatología de dicha enfermedad evidenciadas en la obra.
Dejando aparte todas estas hipótesis que no pasan de ser meras especulaciones, lo que está claro es que Rafael pintó a una mujer con la cabeza cubierta con un tocado de cierta influencia oriental y el torso desnudo, a pesar de la intención de la protagonista de cubrirse con un gesto que aporta mucha naturalidad. La iluminación del cuadro proviene de un punto exterior a la escena, que provoca que la piel de la mujer refleje diversas tonalidades, todas ellas con sensación de verismo. Es destacable la textura del manto con el que se intenta tapar, con un gran dominio de las transparencias. La firma del autor se encuentra en una pieza de ornamento que porta la mujer, una cinta en el brazo izquierdo.
Mediante técnicas para favorecer la conservación y restauración, se ha mostrado que el fondo original estaba compuesto por un paisaje con cierta influencia de Leonardo y elementos cuya iconografía aluden a Venus como diosa del amor.
Un elemento muy importante en esta obra es la mirada. Rafael mostraba gran interés en reflejar la expresión de sus modelos, sobretodo de las miradas, de manera que solo con mirar a los ojos de sus personajes podías obtener una idea de cómo eran sus personalidades, al igual que realizará posteriormente Tiziano. Basado en mi propia experiencia, puedo confirmar que la mirada es extremadamente penetrante, ya que una vez que dentro de la sala donde está ubicado el cuadro llama la atención poderosamente y una vez que se mira a los ojos, se tiene la impresión de que la mujer va siguiendo con la mirada todos los movimientos que el visitante realiza por la sala.
Como dato final, este tema de la Fornarina fue rescatado por Ingrès, que realizó su propia versión del tema ya en el siglo XIX, aunque no fue el único.
viernes, 10 de junio de 2011
Mariano Benlliure y Academia de Caballería de Valladolid
Después de varios días sin escribir, hoy voy a hacer una entrada sobre el monumento conmemorativo al Regimiento de Cazadores de Alcántara de Mariano Benlliure, situado en la puerta principal de la Academia de Caballería de Valladolid.
La Academia de Caballería es un edificio de la década de 1920, realizado en un estilo historicista que pretende emular el Palacio de Monterrey de Salamanca, utilizando la misma piedra de Villamayor, pero también con reminiscencias del edificio de la Diputación de Palencia de Jerónimo Arroyo, con tendencia monumentalista y regionalista por su funcionalidad. Pero no fue el primer edificio destinado a este uso militar. Anteriormente y desde 1852 la Academia ocupaba el edificio denominado “El octógono” debido a la forma de su planta, una planta típica de construcciones militares o con función de presidio, que se destruyó en un incendio fortuito en 1915. El nuevo edificio sigue una planta en U, con fachadas muy sobrias con basamentos de granito, organizadas por torres. El remate hace referencia a elementos renacentistas, con una arquería y una balaustrada en su parte superior, al igual que es también renacentista la decoración que jalona los vanos. Como únicos elementos decorativos no arquitectónicos encontramos las cruces de las órdenes militares de Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa, indicando el carácter eminentemente militar del conjunto. En su interior alberga el Museo de la Academia de Caballería, con diversos objetos de valor histórico artístico, entre ellas dos esculturas de Mariano Benlliure, una de Miguel Primo de Rivera y otra de la reina Victoria Eugenia a caballo. También incluye la biblioteca histórica con restos del edificio original octogonal.
Situado en la puerta principal encontramos el Monumento a los Cazadores de Alcántara, elemento central de este texto, obra de Mariano Benlliure, inaugurada el 25 de junio de 1931. Benlliure, artista valenciano, fue experto escultor del siglo XX en España. A pesar de empezar su trayectoria en el campo de la pintura, fue a raíz de un viaje a Italia y el conocimiento del genial Miguel Ángel, cuando se inclinó definitivamente a la escultura. Su estilo resulta la fusión del naturalismo detallista y minucioso, con rasgos impresionistas. Se basa en un modelado nervioso, rápido y vivaz, dejando en ocasiones la huella del propio autor en el modelo en barro de la escultura.
El monumento de Benlliure se realizó en honor a l Regimiento de Alcántara, debido a su comportamiento en la reciente Guerra de África. Para financiar su realización fue convocada una suscripción abierta entre los distintos cuerpos del Arma de Caballería, pero no se alcanzó la cifra necesaria, de tal modo que el factor económico determinó que la escultura no alcanzara el tamaño al que fue diseñado, superior al natural, sino que tuvo que reducir su escala. Este cambio de escala llevó a pensar sobre la marcha en un cambio de ubicación, para colocarlo en el patio de la Academia, pero finalmente se mantuvo el plan original de establecer el grupo en la fachada, sirviendo de lazo de unión entre el Campo Grande, la Plaza de Zorrilla y la propia institución militar. La escultura representa a cinco jinetes en sus monturas a galope, cada uno con una enseña diferente, fundidos en bronce. A principios de diciembre de 1930 se comenzaron las obras de cimentación, con el granito gris pulido para el basamento piramidal truncado. Se quiso inaugurar con la presencia del rey Alfonso XIII, pero la proclamación de la II República tras las elecciones municipales obligó a retrasar la inauguración hasta el verano.
Personalmente me parece en enlace perfecto entre el mundo civil, que transcurre por la gran vía que supone el Paseo de Zorrilla con el gran foco de espacio verde de Valladolid, el Campo Grande como culmen, y el mundo militar, que se desarrolla en la mencionada Academia. El edificio, de alto valor histórico artístico, se convierte en uno de los centros monumentales de la ciudad, completando la plaza de Zorrilla, uno de los focos de reunión de la vida social en Valladolid. Por otra parte el monumento supone la conmemoración del correcto trabajo del regimiento de Alcántara.
sábado, 7 de mayo de 2011
Oskar Schlemmer y su Ballet Triádico.
Oskar Schlemmer (1888-1943) recibió formación en pintura, escultura, marquetería e incluso diseño. Este artista alemán perteneció a la Bauhaus desde 1920 y ocupó el cargo de maestro del taller de teatro. Dicho taller se consideraba relevante dentro del programa educativo de la Bauhaus por su naturaleza de actividad social que combinaba diferentes artes, convirtiéndolo en una actividad multidisciplinar. En el taller de teatro logra poner en escena nuevos conceptos sobre la relación del hombre con el espacio, dentro de la línea revolucionaria que marcaba la Bauhaus. Para expresar estas nuevas reflexiones utiliza un análisis geométrico de las formas y los movimientos del cuerpo en el espacio. Además de ello, utiliza nuevos materiales de construcción, con formas y lenguajes de altas dosis geométricas. La apertura de la Bauhaus también en refleja en el diseño y colorido empleado por Schlemmer.
Su obra más representativa es el “Ballet Triádico” (Triadisches Ballett) de 1922. En él los tres bailarines representan tres partes de la composición musical. Esta performance estuvo representándose durante más de diez años en el ámbito de la Bauhaus. El proceso creativo para esta obra fue al revés de lo que sería común pensar. En un principio se crea el vestuario, después el figurín y en último lugar la música que se adapte a ellos, que conducen en un último estadio a la danza. La puesta en escena empleaba las nuevas tecnologías de producción, además de suponer una ruptura del espacio del escenario, ya que en su representación se implicaba al espectador. En el análisis de los vestuarios es donde se manifiestan las teorías de Schlemmer, en cuanto a movimiento, nuevos materiales, formas geométricas y color. Son obras con un marcado carácter visual, que es lo que llama la atención cuando atraviesas la sala de paso del Museo Reina Sofía en la que están emplazados, con una luz algo tenue y las paredes completamente oscurecidas. El movimiento al que son sometidos los figurines en la exposición hace que sean realmente vistosos y llamativos, mostrando en un simple golpe de vista las novedades de la Bauhaus.
En cuanto a la sinopsis del ballet, se puede establecer un paralelismo con el Pierrot Lunaire de Schoenberg. El ballet se basaba en un principio de triada, tenía tres actos, con tres protagonistas. Cada acto tenía un tono y un color relacionado, pasando desde el amarillo alegre, el rosa festivo y finalmente el negro que tendía a lo místico. Se buscaba una interpretación un tanto metafísica del arte con este ballet. Tiene tendencia a la apariencia de marionetas, considerado estéticamente superior al del ser humano, de ahí que se lleve al abstracto geométrico el cuerpo humano mediante los movimientos y el vestuario.
Para la primera representación, la de 1922-1923 se contó con la música de Paul Hindemith, mientras que la versión realizada en 1977 contó con la participación del coreógrafo alemán Gerhard Bohner y al músico Hans-Joachim Hespos.
Vídeo con un resumen de la presentación del ballet.