domingo, 19 de junio de 2011

La Fornarina de Rafael

La siguiente entrada de Arteando-Ando trata sobre una obra de Rafael, la Fornarina, ubicada en el Palacio Barberini en Roma, en la Galería Nacional de Arte Antiguo. Fue pintada entre los años 1518-1519, aunque en el momento de la muerte del autor, 1520, la obra seguía en el estudio. Es una pintura realizada en la técnica de óleo sobre tabla.

En primer lugar, voy a hacer una breve descripción de su historia y su contexto. Como ya se ha dicho, en 1520 la obra permanecía en el taller de Rafael, lo que podría ser un indicio de que la obra fue modificada por su ayudante Giulio Romano antes de ser vendida definitivamente. Hay varias interpretaciones de la figura de la mujer que protagoniza la pintura: según algunas fuentes podría tratarse de una amante de Rafael, la misma que estaría retratada en La Donna Velata, según otros, se trataría de la panadera Margarita Luti, hija de un hombre del círculo de amistades del pintor. Por otra parte, a lo largo de los siglos han surgido diversas teorías, sostenidas en el desconocimiento del sentido real del cuadro, de las cuales la más interesante bajo mi punto de vista, es la que afirma que Rafael lo que pretendía era representar una enfermedad que padecía la modelo, cáncer de mama. Diversos científicos han aportado pruebas clínicas de la sintomatología de dicha enfermedad evidenciadas en la obra.

Dejando aparte todas estas hipótesis que no pasan de ser meras especulaciones, lo que está claro es que Rafael pintó a una mujer con la cabeza cubierta con un tocado de cierta influencia oriental y el torso desnudo, a pesar de la intención de la protagonista de cubrirse con un gesto que aporta mucha naturalidad. La iluminación del cuadro proviene de un punto exterior a la escena, que provoca que la piel de la mujer refleje diversas tonalidades, todas ellas con sensación de verismo. Es destacable la textura del manto con el que se intenta tapar, con un gran dominio de las transparencias. La firma del autor se encuentra en una pieza de ornamento que porta la mujer, una cinta en el brazo izquierdo.

Mediante técnicas para favorecer la conservación y restauración, se ha mostrado que el fondo original estaba compuesto por un paisaje con cierta influencia de Leonardo y elementos cuya iconografía aluden a Venus como diosa del amor.

Un elemento muy importante en esta obra es la mirada. Rafael mostraba gran interés en reflejar la expresión de sus modelos, sobretodo de las miradas, de manera que solo con mirar a los ojos de sus personajes podías obtener una idea de cómo eran sus personalidades, al igual que realizará posteriormente Tiziano. Basado en mi propia experiencia, puedo confirmar que la mirada es extremadamente penetrante, ya que una vez que dentro de la sala donde está ubicado el cuadro llama la atención poderosamente y una vez que se mira a los ojos, se tiene la impresión de que la mujer va siguiendo con la mirada todos los movimientos que el visitante realiza por la sala.

Como dato final, este tema de la Fornarina fue rescatado por Ingrès, que realizó su propia versión del tema ya en el siglo XIX, aunque no fue el único.




viernes, 10 de junio de 2011

Mariano Benlliure y Academia de Caballería de Valladolid

Después de varios días sin escribir, hoy voy a hacer una entrada sobre el monumento conmemorativo al Regimiento de Cazadores de Alcántara de Mariano Benlliure, situado en la puerta principal de la Academia de Caballería de Valladolid.

La Academia de Caballería es un edificio de la década de 1920, realizado en un estilo historicista que pretende emular el Palacio de Monterrey de Salamanca, utilizando la misma piedra de Villamayor, pero también con reminiscencias del edificio de la Diputación de Palencia de Jerónimo Arroyo, con tendencia monumentalista y regionalista por su funcionalidad. Pero no fue el primer edificio destinado a este uso militar. Anteriormente y desde 1852 la Academia ocupaba el edificio denominado “El octógono” debido a la forma de su planta, una planta típica de construcciones militares o con función de presidio, que se destruyó en un incendio fortuito en 1915. El nuevo edificio sigue una planta en U, con fachadas muy sobrias con basamentos de granito, organizadas por torres. El remate hace referencia a elementos renacentistas, con una arquería y una balaustrada en su parte superior, al igual que es también renacentista la decoración que jalona los vanos. Como únicos elementos decorativos no arquitectónicos encontramos las cruces de las órdenes militares de Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa, indicando el carácter eminentemente militar del conjunto. En su interior alberga el Museo de la Academia de Caballería, con diversos objetos de valor histórico artístico, entre ellas dos esculturas de Mariano Benlliure, una de Miguel Primo de Rivera y otra de la reina Victoria Eugenia a caballo. También incluye la biblioteca histórica con restos del edificio original octogonal.

Situado en la puerta principal encontramos el Monumento a los Cazadores de Alcántara, elemento central de este texto, obra de Mariano Benlliure, inaugurada el 25 de junio de 1931. Benlliure, artista valenciano, fue experto escultor del siglo XX en España. A pesar de empezar su trayectoria en el campo de la pintura, fue a raíz de un viaje a Italia y el conocimiento del genial Miguel Ángel, cuando se inclinó definitivamente a la escultura. Su estilo resulta la fusión del naturalismo detallista y minucioso, con rasgos impresionistas. Se basa en un modelado nervioso, rápido y vivaz, dejando en ocasiones la huella del propio autor en el modelo en barro de la escultura.

El monumento de Benlliure se realizó en honor a l Regimiento de Alcántara, debido a su comportamiento en la reciente Guerra de África. Para financiar su realización fue convocada una suscripción abierta entre los distintos cuerpos del Arma de Caballería, pero no se alcanzó la cifra necesaria, de tal modo que el factor económico determinó que la escultura no alcanzara el tamaño al que fue diseñado, superior al natural, sino que tuvo que reducir su escala. Este cambio de escala llevó a pensar sobre la marcha en un cambio de ubicación, para colocarlo en el patio de la Academia, pero finalmente se mantuvo el plan original de establecer el grupo en la fachada, sirviendo de lazo de unión entre el Campo Grande, la Plaza de Zorrilla y la propia institución militar. La escultura representa a cinco jinetes en sus monturas a galope, cada uno con una enseña diferente, fundidos en bronce. A principios de diciembre de 1930 se comenzaron las obras de cimentación, con el granito gris pulido para el basamento piramidal truncado. Se quiso inaugurar con la presencia del rey Alfonso XIII, pero la proclamación de la II República tras las elecciones municipales obligó a retrasar la inauguración hasta el verano.

Personalmente me parece en enlace perfecto entre el mundo civil, que transcurre por la gran vía que supone el Paseo de Zorrilla con el gran foco de espacio verde de Valladolid, el Campo Grande como culmen, y el mundo militar, que se desarrolla en la mencionada Academia. El edificio, de alto valor histórico artístico, se convierte en uno de los centros monumentales de la ciudad, completando la plaza de Zorrilla, uno de los focos de reunión de la vida social en Valladolid. Por otra parte el monumento supone la conmemoración del correcto trabajo del regimiento de Alcántara.